Tomás Ise Figueroa es una figura desconocida en Santiago del Estero, al menos hasta ahora, salvo por su parentesco con el banquero y exministro de Desarrollo Social José “Pepe” Figueroa, ya fallecido. Son increíbles las vueltas de la política: Gerardo Zamora habría cerrado un “acuerdo” para neutralizar al naciente partido La Libertad Avanza (LLA) con el sobrino de su rival de las elecciones de 2005, cuando comenzó su dinastía. Figueroa fue ungido por Karina Milei , Eduardo "Lule" Menem y Martín Menem , como presidente de LLA en Santiago, en su armado partidario en las provincias, con vistas a ganar escaños en el Congreso Nacional el año que viene. Como muchos otros, “se unió a las fuerzas del cielo” pese a sus notorios antecedentes con la “casta”. Infobae señaló que fue el segundo mayor aportante particular de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner en las elecciones de 2019, al donar $1.778.400 para la campaña. Figueroa es oriundo de esta provincia, tiene un estudio como abogado y era hasta hace poco empleado de planta permanente de la Cámara de Diputados con la categoría más alta. Todo indica que llegó ahí en 1989, de la mano de su tío “Pepe”, quien fue senador y ministro de Desarrollo Social del menemismo. También se lo registra como asesor de la senadora chaqueña del Frente para la Victoria, Victoria María Inés Pilatti Vergara, exfuncionaria de Jorge Capitanich y allegada a Cristina Fernández. “Tommy” Figueroa fue elegido secretario parlamentario en diciembre del año pasado, bajo la presidencia de Martín Menem, y no tardó en aparecer involucrado en un escándalo cuando en su departamento de La Recoleta se reunieron Miguel Ángel Pichetto y Federico Sturzenegger para salvar la ley Ómnibus, en la madrugada del 24 de enero. Allí se acusó al economista de tratar de engañar a los dialoguistas con un texto diferente al dictamen que se había acordado. Pese a ese acercamiento con los libertarios, el zamorismo tendió sus redes y, al parecer tentó al secretario parlamentario con algo más grande. Figueroa apareció en el reciente homenaje que se le hizo el 23 de agosto en la Cámara de Diputados de la Nación a Oscar Ledesma Patiño -el padre de la senadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora y probable continuadora de la dinastía zamorista-, quien aún promete erradicar el Chagas en la provincia, pese a su fracaso durante su gestión como funcionario de Salud. Lo cierto es que sorprendió la presencia de Figueroa junto al matrimonio gobernante, porque había renunciado al codiciado cargo de secretario parlamentario el 14 de agosto. Literalmente, no tenía nada que hacer ahí, menos con la “casta” zamorista. Cuando el titular de los libertarios, Gabriel Bornoroni propuso en sesión a su sucesor Adrián Pagán, le dedicó un elogioso párrafo a Figueroa: “Un amigo que va a seguir trabajando en el espacio para llevar los ideales de la libertad a cada una de las provincias. Así que vamos a seguir trabajando con Tommy. Tommy, te queremos mucho”, reportó El Parlamentario. Esa página también indicó que Figueroa “competirá el año que viene por una senaduría en su provincia, Santiago del Estero”. Tras abandonar su alto cargo en la Cámara Alta vino a Santiago del Estero a un plenario libertario, para presentarse como futuro candidato y nuevo líder provincial, cargo en el que será ungido este fin de semana, según se publicó en el Boletín Oficial. Pero, poco después se fue a Buenos Aires a sacarse una foto con el matrimonio Zamora.    Las especulaciones políticas sugieren que el zamorismo le habría prometido el acceso a una senaduría, a cambio de mantener las “buenas relaciones”. Hasta ahora, Zamora había utilizado la treta de dividir al Frente Cívico del PJ en la categoría senadores, para quedarse con las tres bancas que le corresponden a la provincia y burlar la figura constitucional del “tercer senador” por la primera minoría. Y esa banca sería la que se habría prometido a Figueroa. Si así fuera habría que ver a quién reemplaza, si a José Emilio Neder o a Gerardo Montenegro, mientras que Zamora hará un seguro enroque con su esposa, con lo que no cumpliría su promesa poco creíble de que ambos volverían a su casa en 2025.    UN ANTECEDENTE Zamora está anoticiado desde hace rato que hay un malestar creciente, sobre todo entre la juventud, que no parece dispuesta a resignarse a la falta de oportunidades, la pobreza planificada y el sometimiento, en una provincia expulsora de población sobrante. Esto ya se advirtió a nivel nacional con el kirchnerismo, con estudios que alertaban sobre la decepción creciente de los estratos juveniles, que desembocaron en el fenómeno mileísta, además del hartazgo generalizado de resto de la pirámide poblacional. Zamora, por pedido de Sergio Massa, habría apoyado en principio la movilización a votar por Javier Milei, para desplazar a los candidatos de Juntos por el Cambio, según sostuvieron Alejandro Fantino o Carlos Pagni, tras las PASO de 2023. El entonces candidato del Frente de Todos esperaba vencer a Milei en primera o segunda vuelta. Pero el fenómeno libertario, que habría excedido la maniobra, obligó a los caudillos provinciales a dar marcha atrás, porque en sus propios distritos advirtieron el crecimiento de una amenaza para su hegemonía. En Santiago del Estero esa fuerza obtuvo cerca de 150.000 votos de una fuerza sin estructuras. Eso hubiera implicado perder posiblemente dos bancas de diputados nacionales de las cuatro en juego, lo que sería inaceptable para el zamorismo. Previsor, Zamora había mandado a prestar un “sello de goma” partidario para que los libertarios se presentaran en esas elecciones: el ignoto partido “Unión Celeste y Blanco”, de Juan Manuel Solaiman, que es uno de los tantos adheridos al Frente Cívico. Ante la aparición de la amenaza, mandó a abortar ese avance y los responsables de ese partido dejaron vencer los plazos para inscribir a los candidatos libertarios, una maniobra que causó escándalo y derivó en que no pudieran participar en esa categoría. Así, el zamorismo se quedó con las cuatro bancas. Ahora, con la cooptación de Figueroa se buscaría controlar desde su nacimiento a una fuerza que podría poner en peligro la hegemonía del zamorismo en la provincia y, a la vez, tender puentes para tratar de negociar con un esquivo mileísmo.   Fuente: Vision Santiago