
MUY JUGADO: SERGIO MASSA EMITE PARA FINANCIAR MAS GASTO Y POSTERGAR LA HIPERINFLACIÓN
El dólar soja 2.0, sigue aportando divisas pero la contracara es la emisión monetaria a la que tiene que recurrir
El Gobierno emite en diversas formas para financiar el gasto, sacar pesos del mercado, y postergar la llegada de una hiperinflación. El juego consiste en comprar tiempo, hacer trampas y postergar la insolvencia al próximo gobierno. El Banco Central República Argentina acaba de emitir $200.229 millones por la venta de DEG (Derechos Especiales de Giro la moneda del FMI) que eran de la Tesorería, pero estaban en las reservas del Banco Central. Casi un arte de contabilidad creativa, que busca, momentáneamente, disimular su insolvencia manifiesta.
Del monto total conseguido, $360.000 millones vencen entre el 31 de diciembre del 2022 y el 31 de marzo de 2023; mientras que $280.000 millones vencen en abril del año 2023, repartidos en letras que ajustan por inflación y letras a tasa de descuento. En tanto, el resto se colocó a plazos más extensos. El Gobierno sigue postergando problemas, ya que la licitación no logra extender los plazos de colocación de deuda nueva a una fecha mayor a abril del año 2023.
El dólar soja 2.0, sigue aportando divisas pero la contracara es la emisión monetaria a la que tiene que recurrir para financiar la diferencia en los $230 que paga y el dólar oficial que se ubica en $172. El agro liquidó hasta ahora u$s1.536,6 millones, y se deberían conseguir liquidar algo más de u$s3.000 millones. Esto es difícil de cumplir, ya que los productores no tienen necesidad ni ganas de vender a los precios actuales. La soja se pagó a $100.000 la tonelada, lo que le permitió a los productores que canjearon estos pesos por dólar MEP quedarse con u$s310 billetes en el bolsillo, un valor extraordinariamente alto si lo medimos en el contexto de los últimos 5 años.
Por otro lado, el Gobierno sigue emitiendo pesos para intervenir en el mercado de letras y bonos en pesos. El Bono con vencimiento en agosto del año 2023, que se ajusta por inflación, rinde el 6,93% anual, mientras que el bono de similares características que vence en julio del año 2024, rinde el 13% anual. Esto sigue mostrando una brecha de tasas muy elevada, que refleja la incertidumbre que pesa sobre el mercado de bonos sobre un eventual reperfilamiento a partir del próximo gobierno.